Publicado el viernes 12 de octubre de 2007
  Edición No. 917
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En los collares de Marta Estela

El legado de la activista por los pacientes de cáncer, Marta Estela de Vallarino, sigue cargando de energía las cintas rosadas. El recuerdo de sus logros va envuelto en su elegancia, a la que rendimos homenaje.

Ileana Pérez Burgos
Marta Estela de Vallarino, el día en que recibió la Orden Manuel Amador Guerrero por su voluntariado en favor de los pacientes con cáncer.
La Prensa | Archivo

En una foto en blanco y negro, Marta Estela Clement de Vallarino, de unos tres años, está vestida de chinita, y una de sus últimas fotos la muestra en su último viaje sobre la Muralla China -lugar al que había soñado ir-, a sus ochenta y tantos años, envuelta en un atuendo de seda china.

Aquello parece evidencia de que la vida de esta activista por los pacientes de cáncer fue un círculo completo, sin cabos sueltos ni pendientes. Pese a sufrir cáncer en más de una ocasión, algo que para muchos es vivir bajo la sombra de la muerte, la partida de Marta Estela en febrero de este año fue sorpresiva, sin síntomas de alarma ni recaídas, y a su nieta Ana María Vallarino le hubiera gustado tenerla lo suficiente para que le enseñará a rezar a su bebita.

Pese a ello, el espíritu de su abuela está bien atesorado en la memoria de miles de panameños que vieron en los esfuerzos de la presidenta de Fundacáncer una prolongación de sus vidas, gracias a equipos de tratamiento y diagnóstico actualizados, o un modelo a seguir para extender la mano a los pacientes de cáncer.

La lucha de Marta Estela iba envuelta, sin que pudiera separarse una cosa de la otra, de su elegancia y estilo de vestir.

Concepto, producción de moda, peinado y maquillaje:
Roberto Bonner
Fotografía:

Francisco Whittingham
Asistente:
Ernesto Gordón
Modelo:
Irene Núñez, de Physical
Lugar:
Casa Museo Carlos Endara

Fue llamada ícono de la moda en más de una ocasión, aunque este no era en lo absoluto el tema que predicaba entre las paredes del Instituto Oncológico Nacional ni en las empresas adonde llegaba para alentar donaciones.

Siempre, a donde fuera, llegaba sumamente elegante, y se cuenta que en ocasiones alguna amiga la cuestionó por ir con perlas a clínicas donde se atendía a personas de escasos recursos, pero para ella -recuerda su hija Estela Marta Vallarino- era una ofensa y falta de respeto para quienes la vieran, no presentarse en sus mejores galas.

Además, era su manera de animar a los pacientes, a quienes solía decirles ‘mírame a mí’, como muestra de lo recuperados que podían verse.

Se caracterizaba por llevar hileras de collares alrededor de su cuello, y cuenta su hija que en más de una ocasión ella o su hermano Alberto Vallarino le pidieron quitarse uno o dos porque consideraban que llevaba demasiados, pero ella hacía caso omiso.

Traje: Diseño de Tovah Mizrachi
Aretes y pulseras: Imperiale Joyeros
Zapatos: Nine West

Lo mismo le daba usar accesorios de los más económicos, a joyas de verdad, e incluso una vez ella misma se hizo un collar de medallitas religiosas. Su otro accesorio predilecto eran los lentes de sol, que comenzó a usar cuando durante los tratamientos de cáncer sus ojos se hicieron muy sensibles a la luz.

Nada la halagaba más que le elogiaran una pieza de ropa al punto de que le preguntaran dónde la había comprado.

A las dependientes de la tienda que frecuentaba, las llamaba ‘modistas de París’, y cuando sus nietas venían de vacaciones de sus estudios en Estados Unidos, las llevaba a un día de compras y bromeaba diciendo que mientras una le pedía llevarse toda la tienda, la otra nunca encontraba algo que le gustara. Le encantaba estar con sus nietas ‘para que se le pegara la juventud’, cuenta Ana María, y además les decía ‘¡modernízame!’.

Se suele pensar que la moda es un tema superficial, que no embona con el voluntariado. Pero si alguien logró el balance entre la pasión por el buen vestir y una desbordante entrega a los demás, fue Marta Estela de Vallarino.

En su estilo, basado en fotos recientes y algunas de su juventud, se inspiró esta sesión fotográfica.

Traje: Félix B. Maduro
Collares: Vivian Guenoun, de la colección a beneficio de la campaña de cáncer de mama.
Aretes: Joella Khoudari
Anillo y pulsera: Imperiale Joyeros

Traje: SoHo
Collares: Joella Khoudari
Pulseras: Imperiale Joyeros
Zapatos: Dorian´s

 

Blusa y pantalón: Friends
Zapatos: Nine West
Collar de perlas gordas: Imperiale Joyeros
Collar con medallón: Félix B. Maduro

Traje y collar: Félix B. Maduro
Argollas y pulseras: Imperiale Joyeros
Zapatos: Nine West

 

Días de moda sin maquillaje

En la séptima edición del reciente Días de Moda, el talento joven dio de qué hablar; también los malos acabados de las costuras; asimismo se notó un avance en la organización del evento, pero aún falta mayor espacio.

VANNIE ARROCHA

Diseño del ganador de Días de Moda 2007, Juan David Vélez.

El décimo mes del año se puede definir como el mes de la moda para este país, luego de que Días de Moda, organizado por la agencia de modelos Physical, celebrara su séptima edición ininterrumpida la semana pasada.

Este año los días fashion fueron el 3, 4 y 5 de octubre. Cada día, a partir de las 5:00 p. m. , en la pasarela del Centro de Convenciones Vasco Núñez de Balboa del hotel El Panamá, diseñadores del patio y foráneos se sometían al escrutinio de docenas de espectadores en busca de una orgía de aplausos.

> Lo bueno, lo malo y lo feo

Un oleaje de colores atrapados en seda, lino, algodón y otras texturas fue materia transformada en minivestidos, trajes largos con colas, en piezas de fantasía y en vestidos de baño.

Algunos deslumbraron y otros decepcionaron.

La diseñadora Hélène Breebaart este año cambió la música del bunde y bullerengue, pero lo que se mantiene firme en sus colecciones es el fino acabado de la costura. Inspirada en diferentes fragancias y flores, creó trajes geométricos en blanco y negro. También se metió en la onda de los trajes globo, en fin, su propuesta fue de una Hélène más innovadora.

 

Propuesta de estudiantes de Ganexa.
Vestido corto y saco en mola de la diseñadora Hélène Breebaart.
Conjunto de Gaby y Norma Valenzuela.
     
La diseñadora Francesca Miranda, presentada por Ellas, recibe los aplausos del público.

 

Lo rescatable en la propuesta de Andrea Vernaza fue su traje de novia, el que tenía una cola con una lluvia de tonos pasteles y una soga, en la misma tela, amarrada en la cadera. Si se pudiera hacer un símil con ese vestido, sería una poesía romántica sin caer en lo cursi.

Colores intensos y llamativos fueron los elegidos por Tovah Mizrachi.

La diseñadora Carol Ginter desfiló como modelo en su propio desfile, de lo que se percató el público cuando fue ella quien vestida de novia salió a recibir los aplausos.

Su colección mantuvo una armonía entre sus vestidos, arreglos florales y accesorios -también diseñados por ella-. Para muestra un botón: un traje corto en satín en colores cítricos y rosa pálido, más flores rojas en la cabeza y cartera de jean.

Volviendo a suelo patrio, una joven creadora que este año ha dado un paso hacia adelante fue Tovah Mizrachi, quien con telas de llamativas texturas hizo que cortes tan antiguos, como el traje sirena, se vieran modernos con un estampado azul intenso y ruchas en su terminación.

Se percibió la falta de buenas costureras, ya que ese fue el talón de Aquiles en algunos vestidos de diseñadores como Federico Visuetti y Horacio Prado.

El diseñador Juan Colón, de Puerto Rico, quien no vino personalmente, como que adivinó que a los panameños les gusta el carnaval porque para otra ocasión no se podrían usar sus vestidos.

La monotonía consumió los diseños de Claudia Szerer: sumamente sencillos y en colores pasteles.

Por otro lado, la colección del peruano José Clemente no mostró evolución. Diseña para los hombres que ¿solo existen en las películas del lejano oeste?

Lo feo de la pasarela es que se le hiciera promoción a productos de patrocinadores, lo que ocurrió en los desfiles de Jurandir De Oliveira y Moisés Sandoya.

Traje globo, de Hélène Breebaart.


Traje corto con minibolero, de Sara Bassan.
   
Minivestido dorado, el color más buscado para fin de año, de Michelle Naasar.

Vestido de Federico Visuetti.

> La organización

Diseño de José Clemente.

Existe un refrán que dice: ‘se hace camino al andar’. Ese es el caso de Días de Moda. Este año había hombres robustos y toscos que impedían el paso a la pasarela cuando ya se había iniciado el desfile, lo que contribuyó a que las creaciones de los diseñadores fueran observadas sin que nadie obstruyera la vista y ayudó a que el público aprendiera que durante un desfile -como durante un concierto de música clásica- no se puede estar saliendo, entrando y haciendo ruido por respeto a los espectadores o a los modelos.

Sin embargo, la entrada hacia los asientos alrededor de la pasarela fue incómodamente angosta, lo que convirtió el acceso -en especial el día viernes- en rebatiña, puño y patada.

Esto no cambiará hasta que el número de personas en el público pueda controlarse, sea porque el acceso sea limitado o porque los desfiles ocurran en pasarelas simultáneas o salones diferentes, de manera que el público pueda repartirse entre diferentes desfiles y/o haya más tiempo de receso (sin extender la hora final de las pasarelas) para entrar y salir entre un desfile y otro.

Un gran logro fue que la hora panameña casi fue desterrada de este evento, pues los desfiles comenzaron con una puntualidad notable. El haber creado una entrada y salida separadas (al centro de convenciones), hizo la seguridad más efectiva y menos caótico el flujo de personas.

Diseño de Jaime Luna.


Jurandir de Oliveira se inspiró en la tierra.

La diseñadora Maca mezcló la capucha con vestido.

Los stands de la feria fueron más atractivos en diseño y actividades. Y la cantidad de personas que asistió a Días de Moda el 5 de octubre, demostró que no solo a la gente vinculada a la moda le interesa asistir a este evento.

Horacio Prado se inspiró en la obras de Olga Sinclair.

No obstante, el secretario de la Fundación CentroamericaModa y Coordinador General del Centroamerica Moda Fashion Week, el español José Luis Callejo, presenció por primera vez la semana de la moda panameña e hizo algunas críticas constructivas.

‘Eché de menos en la organización del evento un director creativo que velara más de las coreografías, las salidas’, dijo.

También observó que hay modelos que ‘se pueden subir ya a una pasarela internacional y que otras eran de relleno’. Declaró que el área de feria, al no estar enfocada solo a la moda e industria textil, le resta atención a la pasarela.

Pero señaló que el evento es una buena iniciativa, porque según su criterio, la moda y la cultura son las banderas del siglo XXI de cualquier país.

La diseñadora puertorriqueña Lisa Thon, quien ha participado tres años consecutivos en New York Fashion Week, indicó que la forma en que está ubicada la pasarela panameña dentro del lugar es similar a como se ubican en Nueva York; por lo cual, en ciertos aspectos se está a nivel de las grandes capitales de la moda.

> Polémica premiación

Vestido de baño, de Moisés Sandoya, con bolso que se convierte en abrigo.

El viernes, alrededor de las 10:30 de la noche, se anunció al colombiano Juan David Vélez como mejor diseñador, haciéndose acreedor a cinco mil dólares, premio de L'Oréal, y a una beca para un curso en el Instituto Marangoni de Milán.

El lunes 8 de octubre, se envió a las directoras de Días de Moda, Marie Claire de Bueno y Nikki de Roy, una carta respaldada por Federico Visuetti, Jaime Luna, Horacio Prado, Sara Bassan, Tovah Mizrachi, Norma y Gaby Valenzuela, Jurandir De Oliveira y Hélène Breebaart, donde pedían les fuera aclarado por qué alguien que no figuraba en la lista de concursantes había ganado.

El asunto es que para estar en el listado de aspirantes al premio había que cumplir con algunos requisitos, como haber participado mínimo tres veces en las ediciones anteriores de este evento. Además, se había dicho en un principio que el premio era para un diseñador panameño o residente en el país.

Marie Claire de Bueno aclaró que el 1 de octubre la diseñadora panameña Sara Bassan declinó su participación en el concurso, porque no podría cumplir con la beca de ganársela, pues tiene otros compromisos. Por tanto, el Instituto Marangoni le informó que con menos de 10 diseñadores no se podía realizar el concurso; este instituto les sugirió añadir dos diseñadores a la lista. ‘Antes de buscarlos le informamos a L'Oréal el cambio y ellos estuvieron de acuerdo’, explicó de Bueno. Entonces, decidieron convidar a Juan David Vélez y a la ecuatoriana Andrea Vernaza, ambos residentes en el país.

De Bueno acepta que esto no se le comunicó al resto de los diseñadores porque ya estaba con ‘el montaje de Días de Moda y el tiempo se les vino encima’, pero ‘jamás pensé que este incentivo fuera a traer tantos problemas’.

Aunque la semana de la moda panameña no sea un evento descollante en el continente americano, como New York Fashion Week, ColombiaModa o Sao Paulo Fashion Week, la iniciativa que han puesto en marcha de Bueno y de Roy desde 2001 conecta a Panamá con el camino de la moda, y abre espacios a los talentos nacionales.

¡Días de Moda 2008, bienvenido!

Triquini de Aracely del Bucco.



Las transparencias fueron un denominador en varias colecciones.
Diseño de Gütierrez y Marcano.
Traje sirena, de Tovah Mizrachi.


 


 
 
 
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